miércoles, 26 de noviembre de 2014

Las dos caras del flúor

El flúor normalmente lo asociamos a prácticas odontológicas pero este elemento químico está presente en el agua potable, refrescos e incluso medicinas.

Dado a las propiedades del flúor y a sus diversas aplicaciones, se ha visto envuelto en controversias, ya que existe una parte que apoya los beneficios del mismo y otra que denuncia su uso en productos de consumo humano.



El flúor es un gas a temperatura ambiente amarillento y corrosivo. Este elemento es muy usado, sobre todo en la industria dental, ya que fortalece los huesos, evita las caries y crecimiento de bacterias.

Por otro lado, el flúor es altamente tóxico y si se consume en exceso puede provocar flúorosis, lo que ocasiona efectos contrarios a los buscados, como debilitamiento en los huesos y en esmaltes (aparición de caries), afecta el sistema nerviosos, trae problemas cognitivos y puede producir cáncer. Además, puede provocar trastornos mentales ya que actúa como un sedante.

Esta es la parte controversial de este elemento, se dice que Hitler ordenó introducir grandes cantidades de flúor en las fuentes de agua potable por su efecto sedante, de igual manera hizo Margaret Thatcher en Irlanda. 

Actualmente existen muchos estudios e investigaciones acerca de los efectos del flúor y uso en la población como instrumento de control. Es importante resaltar que en casi toda Europa se prohíbe la fluoración del agua, inclusive en Alemania y Bélgica prohíben la utilización del flúor en agua potable y productos de higiene dental.


Para los que no vivimos en Europa debemos resignarnos a consumirlo en pequeñas cantidades y tratar de no exponernos en exceso para evitar poner en peligro la salud. 

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