miércoles, 3 de septiembre de 2014

Piscinas radioactivas


Las piscinas son sinónimo de vacaciones y diversión pero si éstas no son sometidas a limpieza y a control recurrente, también pueden significar  contagio de enfermedades e infecciones.



Los principales contaminantes de las piscinas son los propios usuarios que ingresan microorganismos y sustancias indeseadas. La saliva, cremas, cosméticos, sudor, pelos, grasas, entre otros, son algunos de los elementos que enturbian el agua. Se recomienda bañarse antes de entrar a la piscina para disminuir la contaminación de la misma.

Estos contaminantes pueden producir diversas enfermedades como la diarrea, dolencias e infecciones gastrointestinales, auditivas, respiratorias, oculares y dermatitis, otitis externa, pie de atleta, entre otras.

Las personas más vulnerables son los niños, las mujeres embarazadas y personas con el sistema inmunológico débil.

 Es primordial someter a la piscina a procedimientos y técnicas especializadas en limpieza y purificación. Además, es de suma importancia que los bañistas cuiden de su higiene personal para evitar contaminar la piscina.


Una piscina sucia no solo puede arruinar la diversión sino que puede poner en peligro la salud y bienestar de su familia. 

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